Villalobos-Russell: Mujeres en puestos de liderazgo: Un camino arriesgado
Año tras año, el Ejército de Salvación ofrece a sus empleadas/os cursos educativos de primavera y otoño. En mis inicios como directora del Centro de Extensión de Vail y con una vocación de aprendizaje constante, me inscribí en el curso “Mujeres en Puestos de Liderazgo”, aunque me pareció un poco redundante ya que en el pasado he asistido a seminarios similares.
Lo que no sabía en aquel momento era el efecto tan empoderador que tendría convivir virtualmente con las compañeras y los profesores todas las semanas. Como alumnas, tuvimos relevantes debates, compartimos experiencias personales e incluso ideas, proyectos y esquemas de cómo implementar un cambio sistémico en la estructura de liderazgo nacional y territorial del Ejército de Salvación, a fin de crear un mayor igualitarismo. Este curso me abrió los ojos y me convenció (de nuevo) de solidarizarme con el movimiento feminista.
Aprendí sobre la Teoría del ‘Doble Vínculo’ de Bateson et al. (1956) que trata el dilema de dos mensajes contradictorios cuando uno prevalece sobre el otro. Por ejemplo, las mujeres líderes a menudo experimentamos un arma de doble filo al asumir el mando. Podemos ser percibidas como líderes competentes, pero también como antipáticas. Si somos emotivas, comunicativas y protectoras, se nos percibe como agradables, pero menos competentes (Catalyst, 2018). Quiero citar el monólogo del personaje de América Ferrera de la película “Barbie”: «Debes ser una mujer de carrera, pero también estar siempre pendiente de los demás. Debes responder por el mal comportamiento de los hombres, lo cual es una locura, pero si lo echas de ver, te acusan de quejarte. Se supone que debes ser guapa para los hombres, pero no tan guapa como para tentarlos demasiado o para que otras mujeres se sientan amenazadas, porque se supone que eres parte de la sororidad. Pero siempre debes destacar y ser agradecida. (…) Nunca debes envejecer, nunca seas grosera, nunca presumas, nunca seas egoísta, nunca cae, nunca falla, nunca tengas miedo, nunca te pases de la raya. Y resulta, de hecho, que no solo estás haciendo todo mal, sino que también todo es tu culpa».
Como sociedad, nos ha llevado años disipar los numerosos estereotipos sobre las mujeres que han existido por milenios. La educación, el feminismo y la presión social nos dieron a las mujeres una voz para romper el status quo. Además, las mujeres de grupos minoritarios (como las personas LGBTQ, indígenas y racializadas) hemos sido históricamente oprimidas directa e indirectamente por narrativas sistémicas. Como mujer latinoamericana, fue una bendición (pero no la norma) ser seleccionada para un puesto de liderazgo en esta época progresista, en una zona con mente abierta aquí en las Montañas Rocallosas. Me encanta colaborar con otras tantas líderes inteligentes, fuertes y capaces en el condado de Eagle, pero por varios años también he notado una disparidad.
Nuestra comunidad cuenta con una población cada vez más diversa, pero existen instituciones y corporaciones en las que el personal local oriundo de Latinoamérica y con formación universitaria no está representado en los puestos de liderazgo más importantes. Por ejemplo, tras haber trabajado en distrito escolar local por casi 15 años, puedo dar fe de que hay docenas de brillantes y talentosas maestras de origen latinoamericano que fácilmente podrían liderar y representar las poblaciones estudiantiles de su misma ascendencia. Sin embargo, la gran mayoría de los líderes escolares de la región no representan al alumnado al que sirven, lo que limita una conexión más sólida y genuina con las familias en situación de vulnerabilidad. Estas realidades son típicos temas de conversación entre las personas de habla hispana de la zona, pero son tabú o sesgadas en otros sectores sociales. Los temas de desigualdad, ideas preconcebidas y la representación justa de las minorías no deben ser mal vistas. Necesitamos tener estas pláticas abiertamente y en distintos entornos.

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El curso de liderazgo que tomé reafirmó que la variedad de problemas que experimentamos las mujeres no surge debido a nuestro género, herencia o estilo de liderazgo, sino de mentalidades inflexibles, viejos principios y prejuicios inconscientes que la sociedad y los empleadores perpetúan. También reafirmó lo que he aprendido durante los últimos 20 años: todas y todos tenemos prejuicios y estereotipos, aunque la perspectiva con la que juzgamos a los demás es diferente. Ha sido educativo y aleccionador saber que yo también he sido parte del problema y que debo abordar mi función a diario, a conciencia.
Estoy anuente a tener estas charlas incómodas con cualquier persona de la comunidad, especialmente con otros líderes locales, de manera respetuosa y comprensiva. Como vecina del condado de Eagle y orgullosa miembro de la comunidad, quiero ser parte del cambio.
Mónica Villalobos-Russell es la directora del Vail Valley Salvation Army. Puede contactarla por correo electrónico a monica.villalobos@usw.salvationarmy.org.










